Material de Lectura Taller de Redacción de Noticias
Cómo contar la historia
http://iipdigital.usembassy.gov/st/spanish/publication/2008/11/20081106114047pii0.8100942.html#axzz47Wcr8VA5
Todas las historias de noticias están hechas de datos, obser vaciones, citas y detalles. Los repor teros casi siempre tienen más material del que pueden usar y como les ha costado trabajo recopilar tantos datos, su impulso natural es usar el mayor número posible de ellos en sus historias. Pero si atiborra su texto de datos, rara vez obtiene una historia bien contada que atraiga a la audiencia. Una historia que contiene demasiada información es más dif ícil de entender. Cuando un reportero intenta explicar todos los detalles, lo más probable es que sólo confunda a la audiencia. Además, los periódicos sólo disponen de cierto espacio, los noticiarios de radio y televisión deben ajustarse a sus tiempos de transmisión, y los lectores, escuchas y espectadores tienen límites en su tiempo libre y su capacidad de atención para captar el contenido de las noticias.
El buen periodismo implica selección, no compresión. El reportero debe usar el buen juicio en materia de noticias y decidir cuál es el material más importante para cada historia y en qué orden conviene presentarlo. Para muchos reporteros, la parte más dif ícil al narrar una historia es decidir qué deben suprimir. Una forma de tomar esas decisiones consiste en elegir un punto o tema central para la historia, el cual se designa como el enfoque de la misma.
Enfoque
El enfoque es en esencia la respuesta a la pregunta: “¿de qué trata en realidad esta historia?”. Para determinar el centro focal, el instructor de redacción del Poynter Institute, Chip Scanlan, sugiere cinco preguntas adicionales:
¿Cuál es la noticia?
¿Cuál es la historia?
¿Cuál es la imagen?
¿Cómo puedo contarla en seis palabras?
¿Qué consecuencias tuvo?
Imaginemos que usted debe informar sobre un incendio que avanza con rapidez. Ya habló con los testigos y todo el día estuvo examinando los daños. Ahora necesita enfocar su historia para empezar a redactarla. Veamos cómo podría usar las preguntas de Scanlan para encontrar su enfoque:
¿Cuál es la noticia?
Un incendio destruyó dos casas en las montañas del este de la ciudad, pero no hubo heridos y el distrito comercial de la ciudad no fue afectado.
¿Cuál es la historia?
Dos familias se quedaron sin casa, pero se alegran de estar vivas.
¿Cuál es la imagen?
Los miembros de la familia se abrazan entre sí junto a las ruinas humeantes de su casa.
¿Cómo puedo contarla en seis palabras o menos??
La casa quemada, el espíritu intacto.
¿Qué consecuencias tuvo?
El daño a la propiedad a causa de un peligroso incendio fue limitado.
El reportero que va a escribir esta historia sabe ahora varias cosas: que en la introducción debe mencionar a las familias que perdieron sus casas; que en un momento importante de la historia debe citar las palabras de gratitud de una de las víctimas porque toda su familia logró sobrevivir; y que debe dar también información general sobre el daño sufrido por los inmuebles. El reportero sabe que puede suprimir parte de la información recopilada sobre el número de compañías de bomberos que acudieron al distrito comercial, pero es posible que cite algunas palabras del jefe de bomberos.
Con este ejercicio de enfoque no se intenta decir que todas las historias tengan un solo centro focal aceptable. Todo lo contrario: los reporteros de distintas organizaciones de noticias pueden partir de los mismos hechos básicos y escribir historias muy diferentes si deciden usar enfoques distintos. En el caso del incendio, otro reportero podría usar las mismas cinco preguntas y elegir un enfoque diferente.
¿Cuál es la noticia?
Empresas comerciales de nuestra ciudad no son dañadas por un incendio que destruye dos casas en las montañas al este de la zona céntrica..
¿Cuál es la historia?
Los empresarios del lugar agradecen que el fuego los haya respetado en esta ocasión.
¿Cuál es la imagen?
El dueño de una empresa estrecha la mano de un bombero frente a su tienda.
¿Cómo puedo contarla en seis palabras?
El fuego no interrumpe los negocios.
¿Qué consecuencias tuvo?
El impacto económico de un peligroso incendio fue limitado.
Esta versión de la historia tendría como introducción el alivio que sintieron los dueños de las empresas e incluiría una cita de uno de ellos al saber que su tienda no sufrió daños. Ambas historias incluirían la misma información básica –que dos casas fueron destruidas y las tiendas no resultaron afectadas–, pero el énfasis sería diferente. Cuando desde antes de empezar a escribir el reportero sabe en qué va a hacer énfasis, le resulta más fácil decidir qué datos y citas debe incluir y cuáles omitirá. Así lo dice William Zinsser en su libro On Writing Well: “La claridad al pensar se convierte en claridad al escribir; una no puede existir sin la otra”
Después de llevar a cabo toda su investigación, sus entrevistas y observaciones, el reportero con experiencia no espera hasta el último momento para buscar el enfoque de su historia. En realidad es posible que desde el inicio del proceso informativo tenga presente el enfoque, lo cual le ayuda a decidir adónde ir y a quién entrevistar. Por supuesto, el enfoque puede cambiar a medida que surge más información, y así ocurre con frecuencia. Lo más importante es que el reportero decidida cuál será el enfoque de su historia desde antes de empezar a redactarla.
Tener el enfoque ya previsto es sólo el primer paso en el plan para escribir una historia. El segundo es organizar las cosas para saber dónde encaja cada parte de la información. Haga al principio la lista de los hechos básicos de la historia y planee cuáles colocará en primer lugar, al final y en medio del relato. Seleccione las mejores citas o fragmentos de audio de sus entrevistas y decida cuáles va a usar en la historia. Tome nota de todos los detalles que con seguridad no desea excluir. Algunos reporteros consideran que, antes de empezar a escribir, es conveniente hacer un bosquejo escrito para usarlo como guía al elaborar la historia.
Redacción
Las noticias bien redactadas son concisas, claras y precisas. Eso puede parecer muy sencillo, pero en realidad es todo un reto. Como hemos dicho, los reporteros tienen la tendencia de incluir en sus textos todos los datos obtenidos. Sin embargo, las historias que van directamente al grano tienen más probabilidades de atraer a los consumidores de noticias que están muy ocupados y la organización noticiosa que no imponga límites a la extensión o duración de sus historias no tendrá mucho espacio o tiempo para cubrir otras noticias.
En términos generales, las noticias se redactan con frases y párrafos más breves que casi todos los demás tipos de textos. Cada párrafo contiene una idea principal. Cada nueva idea, personaje o ambiente se presenta en un nuevo párrafo.
Los periodistas usan un lenguaje simple, directo y fácil de entender, con más sustantivos y verbos que adjetivos y adverbios. Las noticias bien escritas no son vagas, ambiguas ni repetitivas; en ellas cada palabra cuenta. Como lo comenta E. B. White en su libro clásico, The Elements of Style, una de las reglas básicas de la redacción es simplemente esta: “Omita las palabras innecesarias”.
Los buenos escritores siempre se esfuerzan por elegir la palabra más adecuada para transmitir sus ideas. El escritor estadounidense del siglo XIX Mark Twain dijo: “La diferencia entre la palabra precisa y la casi precisa es la misma que entre un relámpago y una luciérnaga”. Los reporteros acostumbran consultar diccionarios y libros de referencia para asegurarse de que las palabras empleadas tengan en verdad el significado que ellos les atribuyen.
Puesto que escriben sus textos para el público en general, los periodistas tratan de evitar también la jerigonza o jerga, es decir, el léxico particular de ciertos grupos y los términos técnicos que la mayoría de la gente no conoce. El vocero de un hospital podría decir que una persona padeció “laceraciones y contusiones”, pero el reportero debe usar términos más simples: “heridas y golpes”. Si en aras de la precisión es necesario usar un vocablo técnico, hay que dar la definición del mismo. Por ejemplo, la expresión “combustibles fósiles” en una historia sobre el problema mundial de los energéticos deberá ir acompañada de una breve lista de esos productos: carbón, petróleo y gas natural. Los periodistas se deben abstener también de usar eufemismos, así como las palabras o frases que puedan confundir o desorientar a la audiencia. Si el consejo de la ciudad vota por la aprobación de “una nueva instalación necrológica”, en el noticiario de la radio o en los periódicos del día siguiente se debe informar a los residentes que la ciudad “piensa construir un nuevo cementerio”.
Un principio clave para la redacción de noticias consiste en mostrar a la audiencia lo que pasó, en lugar de relatar simplemente los hechos. Por ejemplo, en vez de decir que los miembros de una familia que asistieron a un funeral estaban abatidos por la pena, un texto de noticias bien escrito nos debe mostrar ese dolor con la descripción de cómo se abrazaban entre sí y sollozaban. En lugar de contentarse con decir al lector que una persona es muy alta, un buen escritor menciona que ésta tenía que inclinar la cabeza para pasar bajo el dintel de la puerta principal.
La precisión es de vital importancia en la redacción de noticias.
Una historia precisa respeta los fundamentos de la gramática, la ortografía y la puntuación, lo mismo que fechas, direcciones, números y todos los demás detalles que forman la noticia. Anotar mal el nombre o la edad de una persona es el tipo de error que menoscaba la credibilidad del periodista. Una historia precisa relata el panorama completo, no sólo uno u otro lado de la cuestión. Eso no quiere decir que en un solo texto haya que incluir todos los pormenores de un tema, sino que el reportero nunca debe omitir información clave cuya ausencia pueda deformar el significado de la historia. Por ejemplo, si escribe que una nueva prueba sí permite la detección correcta del cáncer bucal, está implicando que la prueba anterior no era digna de confianza. Si la nueva prueba sólo es más rápida, el reportero debe decirlo así. Hablaremos con mayor detalle sobre la precisión en el capítulo 4, “Edición de la historia”.
Introducción
El inicio de una historia de noticias se conoce como la introducción (lead). Su propósito es captar la atención del lector, el escucha o el espectador para que se interese por la noticia. Hay dos tipos básicos de introducción: la dura y la blanda. La dura resume los hechos esenciales de la historia, es decir, las seis preguntas analizadas en el capítulo 2, mientras que la blanda prepara el escenario o presenta un personaje. Otra forma de examinar la diferencia entre estos tipos de introducción consiste en considerar la de tipo duro como la respuesta a la pregunta “¿cuál es la noticia?” y pensar que la blanda responde a la pregunta “¿cuál es la historia?”.
Cualquiera de esos tipos de introducción se puede usar con una historia de noticias dura. Por ejemplo, la historia de la elección de un nuevo primer ministro se podría escribir en diversas formas. Una introducción dura sería tal vez la siguiente:
El ex dirigente rebelde Joshua Smith fue elegido primer ministro esta noche al obtener más del 80 por ciento de los votos en la primera elección democrática del país desde 1993.
Una introducción blanda sería una aproximación diferente:
Joshua Smith era un niño que creció en Youngtown y tenía grandes sueños. Siempre pequeño para su edad, dice que sus compañeros más corpulentos lo molestaban en la escuela. Cuando le dijo a su maestra de enseñanza elemental que un día él sería primer ministro, ella rió.
Ahora nadie ríe. Smith ganó la elección ayer con más del 80 por ciento de los votos, llegando a ser así el primer dirigente electo democráticamente en el país desde 1993.
Como usted habrá notado, la introducción dura tiende a ser más corta que la blanda; a menudo es sólo una frase. Pero aunque la blanda puede ser más larga, cada uno de sus enunciados apoya el argumento principal de la historia. Y en ambos tipos se incluyen los elementos de ésta que tienen mayor valor como noticia.
La elección del tipo adecuado de introducción depende de muchos factores, como la importancia de la historia y lo oportuna que ésta sea, y también del tipo de organización de noticias, publicación o medio electrónico que la difunda. Los servicios cablegráficos, los portales de noticias en línea y los noticiarios de radio que se basan en la inmediatez usan de ordinario introducciones duras. Los programas o revistas semanales de noticias tienden más a usar introducciones blandas porque suponen que la mayor parte de la audiencia ya está enterada de los hechos esenciales de la historia.
El tipo más común de introducción blanda es la de carácter anecdótico, como el ejemplo anterior sobre la historia del primer ministro. Una anécdota es, por definición, un cuento corto; cuando se usa como introducción, ilustra o anuncia toda la historia. Si el tema se refiere a una tendencia social, puede empezar con varias anécdotas o ejemplos conexos. En raras ocasiones, una cita o una pregunta puede ser la mejor forma de iniciar una historia. Todas estas introducciones pueden ser descritas también como de tipo “aplazado” porque el lector tiene que esperar varias frases para saber de qué tratará la historia.
Estructura de la historia
Todas las historias tienen una estructura, del mismo modo que las personas tienen columna vertebral ¡o por lo menos deberían tenerla! Sin estructura, la historia sería un amasijo de datos carentes de un soporte que los mantuviera unidos. La estructura es esencial para que la historia sea comprensible y significativa, pero no todas las historias tienen que ser estructuradas de la misma manera. El buen escritor elige la forma más apropiada para la historia que desea contar.
La pirámide invertida
Muchas historias de noticias empiezan con la información más valiosa, siguiendo una estructura tradicional desarrollada hace más de 100 años. Esa forma, conocida como la “pirámide invertida”, coloca en la parte superior la información más importante, seguida del resto de la información en orden descendente de importancia. Esta forma es útil si se trata de noticias importantes o sensacionales, cuando lo esencial es que sean oportunas. Si usted es la primera persona que informará sobre un hecho significativo, desde el principio de su historia deseará contar a la audiencia lo que pasó. Por ejemplo, el reportaje de una enorme tormenta podría comenzar con el recuento de los muertos y la ubicación de los daños más intensos. Los escritores que se resisten a usar esta estructura cuando se requiere de ella pueden ser acusados de “ocultar la introducción”, lo cual hace que a la audiencia le sea más difícil captar la importancia de la historia.
En la estructura de pirámide invertida, la información que se presenta después de la introducción amplía o desarrolla el punto presentado en ésta. En el caso del reportaje sobre la tormenta, el autor podría describir la escena de la peor devastación y luego citar el comentario de algún sobreviviente o de un trabajador de emergencia. En párrafos de apoyo desarrollaría el tema y daría los detalles y los antecedentes de la tormenta. En una historia más larga, el reportero podría incluir información secundaria relacionada con el tema principal, aunque no en forma directa. Por ejemplo, la historia de la tormenta podría incluir información sobre el tipo de ayuda internacional recibida y las necesidades de los sobrevivientes, tanto inmediatas como a largo plazo. La popularidad de esta estructura se debe, en parte, a que los editores pueden hacer recortes de abajo hacia arriba para ahorrar espacio y tiempo sin temor de suprimir información vital.
El reloj de arena
Una forma modificada de la pirámide invertida se conoce como la estructura de “reloj de arena”. Igual que la anterior, comienza con la información más importante, pero después de unos cuantos párrafos da un viraje y se convierte en una narración, casi siempre en orden cronológico. Si seguimos con el ejemplo del caso de la tormenta devastadora, el reportero podría comenzar con una introducción dura, continuar con unos cuantos párrafos de apoyo y luego narrar la historia de la tormenta tal como la vio un testigo sobreviviente. Este tipo de formato requiere de una transición clara entre la sección de apertura y la narración. Para iniciar la mitad inferior de una historia en forma de reloj de arena, el reportero podría escribir algo así como: “El granjero Iqbal Khan estaba en su establo cuando el viento arreció...”. Algunas historias se escriben de manera estrictamente cronológica, pero esa estructura se usa más a menudo en los artículos de interés general.
El diamante
Otra forma que pueden tener las historias es la estructura de “diamante”. El reportero que usa esa estructura empieza con una anécdota en la que presenta un personaje cuya experiencia ilustra el tema de la historia. A continuación, ese pequeño relato se amplía para presentar su significación más amplia. Hacia el final, el reportero regresa a la historia del personaje inicial como una forma de concluir la narración.
Los reporteros que recurren a esta estructura usan a menudo un recurso conocido como párrafo “nuez” (o gráfica nuez) para explicar por qué es importante la historia. La palabra nuez simboliza el centro duro de la historia. Jack Hart, director administrativo del periódico Oregonian de Portland dice que las gráficas nuez “pueden responder todas las preguntas planteadas en la introducción, explican por qué es importante la historia y la colocan en un contexto significativo”. La gráfica nuez tiene que presentarse bastante pronto en la historia, para aclarar al lector por qué vale la pena que siga leyendo.
La forma de diamante se usa a menudo en noticias por televisión y en reportajes de periódicos.
Por ejemplo, un reportero podría iniciar una historia sobre un nuevo tratamiento contra el sida, presentando a un paciente que necesita dicha terapia, describiendo después el fármaco experimental y la forma como actúa, y concluyendo con la noticia de que los médicos le pronostican a ese paciente un tiempo de vida limitado si el nuevo tratamiento no resulta eficaz. Cualquiera que sea la forma elegida, la parte media de la historia debe mantener a la audiencia alerta e interesada. El director de una revista dijo en una ocasión que un texto bien redactado hace que el lector esté ansioso de saber qué pasará después.
Final
A menos que usted use el estilo tradicional de pirámide invertida y suponga que el final de su historia será recortado por un editor, es conveniente que cuando empiece a escribir ya tenga idea del final, del mismo modo que es útil saber cuál será el lugar de destino cuando se emprende un viaje. Esto cobra especial importancia en las noticias para los medios electrónicos por la forma en que se presentan. A diferencia de las noticias impresas o en línea, las que se transmiten por medios electrónicos son lineales –la audiencia no puede elegir el orden en que recibirá la información– y varias investigaciones han revelado que el espectador y el escucha tienden a recordar mejor lo que se dice al final. Por esa razón, muchas historias transmitidas por medios electrónicos terminan con un resumen final que refuerza el argumento principal.
El final es a menudo un eco del inicio porque en aquél se habla de nuevo del lugar o el personaje más importante. En una narración cronológica, el final es lo que ocurre en último término. Si en la historia se ha expuesto un problema, el final debe proponer una solución. Con frecuencia el final se proyecta al futuro, a lo que podría pasar después. En forma ocasional, la historia puede concluir con una cita vigorosa o un audio. Sin embargo, esto rara vez se justifica y sólo debe usarse cuando la cita es tan poderosa que si se presentara cualquier otra cosa en su lugar la audiencia se sentiría decepcionada.
Atribución
Una diferencia clave entre una historia de noticias y un editorial o una columna de opinión es el uso de la atribución. La atribución responde a la pregunta “¿quién lo dice?”. En ella se identifica la fuente de la información presentada, sobre todo si las declaraciones son controvertidas o la información es cuestionable.
La atribución puede ser explícita o implícita. He aquí un ejemplo de atribución explícita o directa: “El hombre fue arrestado y acusado de homicidio, dijo el sargento de policía Antonio Costa”. Si la frase fuera reescrita para presentar una atribución implícita o indirecta, quedaría algo así: “La policía arrestó al hombre y lo acusó de homicidio”. En los dos casos, la audiencia puede saber que la fuente de la información es la policía.
Uno de los principales propósitos de la información sobre atribuciones, en la mayoría de las historias de noticias, es que los lectores, escuchas y espectadores puedan decidir por sí mismos si las creerán o no. Por ejemplo, el informe de que Corea del Norte ha decidido suspender su programa nuclear podría ser considerado más o menos creíble por algunas audiencias según a quién se atribuyera la declaración: a un funcionario chino visitante o a un equipo internacional de científicos.
Otra razón para usar atribuciones es asignar la responsabilidad de una declaración controvertida a quien corresponda, aclarando que esa persona fue quien lo dijo, no el reportero ni la organización de noticias. Esto no implica inmunidad contra demandas judiciales, ya que la protección legal varía de un país a otro. No obstante, una buena práctica periodística es aclarar quién hace las afirmaciones o asume una posición en particular.
Sin embargo, no toda la información que se presenta en una historia de noticias necesita una atribución. Si se nombrara la fuente de cada elemento de información, las historias serían casi incomprensibles. La información que un reportero observa directamente puede exponerla sin atribución alguna. Tampoco los hechos indiscutibles o ya aceptados necesitan atribución. Por ejemplo, para decir que un equipo de fútbol ganó un partido, el reportero no necesita atribuir su afirmación pues el resultado final no está en duda. En cambio, la noticia de que un candidato ganó un debate político debe tener atribución pues de lo contrario el periodista cruzaría el límite entre informar los hechos y dar su opinión.
Citas y audios
Las historias de noticias son relatadas en primer término con las palabras del reportero, pero la mayoría de las veces incluyen también lo que dicen otras personas, ya sea en citas o en audios. Si se usan con eficacia, las citas dan más fuerza a las historias pues permiten compartir la experiencia directa de uno de los involucrados. Si se incluye una cita casi al principio de la historia, ésta puede resultar más interesante para la audiencia porque las citas crean un vínculo personal con el relato.
Por definición, toda cita debe tener atribución para que la audiencia sepa quién lo dijo. Las citas directas consisten por lo menos en una frase y son las palabras textuales de la persona. Se usan cuando la mayor parte de lo que alguien dijo merece ser repetido. Las citas parciales, que vemos sobre todo en la prensa escrita, pueden consistir en una sola palabra o frase de esa persona y se usan cuando la declaración completa puede resultar confusa o es demasiado larga. El reportero tiene obligación de colocar las citas parciales en su contexto para no alterar el significado de lo que la persona dijo. Por ejemplo, cuando el presidente de Francia Jacques Chirac habló ante su país después de varias semanas de descontento social, dijo: “No podremos construir algo duradero si no combatimos la discriminación, que es un veneno para la sociedad”. Algunos reporteros usaron esa cita completa y directa en sus historias, pero en el periódico Guardian de Londres, sólo una palabra de la cita fue incluida en el párrafo de introducción: “Jacques Chirac ... exhortó a la gente a combatir el ‘veneno’ de la discriminación racial”.
Nunca vale la pena citar todo lo que se dice en una entrevista, pero ¿cómo seleccionar lo que conviene citar directamente? La regla básica es sencilla: no use una cita directa o un audio para expresar algo si usted lo puede decir mejor. Demasiadas historias de noticias están repletas de citas que no pasarían esta prueba, aunque vengan de labios de funcionarios. Evite las citas que sólo mencionan hechos, sobre todo en lenguaje burocrático. ¿Quién necesita oír al alcalde decir: “Esperamos tener una decisión la semana próxima sobre los planes de contingencia para la distribución de fondos municipales a los beneficiarios de bajos ingresos”? Es mucho mejor hacer una paráfrasis de esa información, es decir, que el reportero la reescriba en lenguaje claro y conciso. En este caso, podría escribir: “Falta una semana, por lo menos, para que la gente reciba dinero del municipio, según dijo el alcalde”
Las mejores citas son subjetivas y agregan agudeza y perspectiva a las historias; se expresan en lenguaje llamativo y reflejan una experiencia personal o los conocimientos de un experto. Además tienen pasión, agrega el reportero investigador de televisión Tony Kovaleski. “Durante las entrevistas, trate de captar la pasión”, aconseja. “Y asegúrese de no omitir ésta cuando las escriba”. Una buena regla práctica es usar citas que tengan autenticidad, que no parezcan sacadas de un guión.
Una vez que haya escogido las mejores citas, construya su historia en torno a ellas. Pero el reportero Bob Dotson, de la cadena de televisión estadounidense NBC, advierte: “No use los audios como sustituto de una narrativa eficaz para contar la historia”. Los reporteros que se contentan con unir cadenas de citas o audios usan de hecho el recurso del perezoso.
Números
En una ocasión, una maestra de periodismo describió a sus estudiantes como “esas buenas personas que odian las matemáticas”. La mayoría de los periodistas nunca llegarán a amar las matemáticas, pero las necesitan y deben conocer su utilidad. Los datos numéricos pueden parecer sólidos y factuales, pero no son infalibles. Es necesario que el periodista sepa manejar los números para distinguir la diferencia entre las cifras sin sentido y las que son útiles, pues de lo contrario se arriesga a escribir historias desorientadoras y confusas, en el mejor de los casos, y de plano erróneas en el peor.
El periodista requiere de cierta intuición matemática para detectar los casos en que las cifras que examina no tienen sentido. Debe conocer los mecanismos de algunos procesos numéricos para captar el significado de las cifras y los datos. Necesita conceptos matemáticos para entender las finanzas de la banca y las empresas, y distinguir los momentos de quiebra y de auge. En términos sencillos, el periodista necesita habilidades matemáticas para entender los números, así como requiere de destrezas lingüísticas para entender las palabras.
El periodista competente tiene capacidad y cuidado en materia de números. Detecta con rapidez una cifra improbable y tiene conocimientos prácticos básicos de aritmética y estadística para confirmar sus sospechas. Sabe calcular porcentajes, razones, tasas de cambio y otras relaciones entre números, que son mucho más elocuentes que los datos escuetos. Así, puede y debe traducir las cifras en expresiones que los lectores y los espectadores entiendan con facilidad.
En el mundo tan técnico de hoy, los periodistas que manejan bien los números son más importantes que nunca. Esos son los escritores y editores capaces de evaluar y explicar los adelantos científicos, médicos, tecnológicos y económicos; ellos saben intuir nuevas historias en las bases de datos, analizando los números por su cuenta sin esperar que alguien con intereses creados los interprete.
Una vez que los números han sido comprobados varias veces, el reportero tiene que decidir cómo los usará en su historia. La regla práctica es: mientras menos números use, tanto mejor. Los números deben redondearse en aras de la sencillez y ubicarse en su contexto para mayor claridad. “Un número tiene poco significado por sí mismo”, dice Paul Hemp, autor de Ten Practical Tips for Business and Economic Reporting in Developing Economies. “Su verdadero sentido proviene de su valor relativo”. Así, en una historia acerca de un aumento en los gastos para educación, el periodista puede traducir las cifras crudas en la suma adicional que se gastará en cada niño. Y en una historia sobre el número de personas que mueren de cáncer pulmonar cada año, podría decir que es equivalente al número de pasajeros que morirían si todos los días se estrellara un jumbo jet.
Los periodistas que no aprenden matemáticas carecen de una habilidad básica necesaria para descifrar gran parte de la información del mundo que los rodea, como las estadísticas de criminalidad, las normas sobre contaminación y las cifras sobre desempleo. Sin destrezas matemáticas apropiadas para su oficio, el periodista se condena a quedarse corto en su búsqueda de precisión.
Read more: http://iipdigital.usembassy.gov/st/spanish/publication/2008/11/20081106114047pii0.8100942.html#ixzz47WkPObZy
No hay comentarios:
Publicar un comentario